Como si
quisiera querer me dijo
-sin
querer que lo quisiera-
que me
amaba puramente como a un ángel
del
firmamento,
y yo,
que quise querer como a él le quise
sin
poder quererle así,
le dije
que no
ángel sino doncella contemplaba,
y que
siendo un firmamento nuestra alcoba
con
tanta estrella en sus ojos luminosos,
fuese
afán buscar demonios
cuando
en todas las mujeres nos habitan.
"¡Fuera
el disfraz,
la
carne es mía,
siénteme
latir inmensamente!"
Viéranle
correr...
¡más que
ángel perseguido
con las
alas desplegadas!
Resté
en soledad
y en
carcajada,
pues
una cosa es el querer
serenamente
y otra
cosa es no yacer
con
vuestra amada.
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